Conoce a la etnia miao, al sur de China

Mujeres y niñas miao
en el mercado de Shidong

Durante nuestro viaje por Kaili, en la provincia de Guizhou, pudimos conocer a una acogedora familia miao y convivir con sus miembros durante una noche. Pero, ¿quiénes son los miao? ¿Quieres conocerlos personalmente?

El gobierno de China reconoce la existencia de 56 grupos étnicos diferentes, de los cuales los han son los más numerosos, ya que son un 91'59% del total de la población (unos 1.200 millones de personas). El resto de los habitantes se reparten entre otras etnias minoritarias, como los zhuang, los hui (a los que ya conocimos en Xian) y los miao. No hay que obviar tampoco la existencia de otras etnias no reconocidas por el gobierno.

Aunque los miao también se reparten por Vietnam y Tailandia, la mayoría viven en las montañas del sur de China (en las provincias de Guizhou, Yunnan, Sichuan, Hainan, Hubei...), y se calcula que alcanzan los 9 millones de miembros. Se concentran en pequeños pueblos a los que no es fácil acceder, donde construyen sus viviendas sobre pilares para así reservar la planta baja a sus animales. Para ello emplean madera, un material muy susceptible a los frecuentes incendios que arrasan poblados enteros, hay quien dice que por descuidos relacionados con la cocina y el fuerte vino de arroz que los miao acostumbran a beber.

Los chinos miao desempeñan una economía basada en la agricultura y ganadería, cuyos excedentes venden en los mercados de núcleos urbanos.

Rickshaw motorizado en nuestro
viaje por Guizhou

En estos mercados no sólo se venden productos como alimentos, animales y pieles, sino que también es habitual encontrarse con puestos de aparatos eléctricos, joyas e incluso oculistas y dentistas, que atienden a la intemperie a sus pacientes. Además, antiguamente eran también lugares de encuentro entre pueblos que intercambiaban noticias, cerraban tratos y acordaban matrimonios entre los más jóvenes.

Por lo que vimos, lo normal es que los habitantes de cada uno de estos pueblos se traslade a pie hasta la plaza de un pueblo cercano, donde circulan regularmente furgonetas o rickshaws que los trasladan a zonas de mayor población.

Dados sus remotos asentamientos, la televisión convencional no llega hasta sus casas, y por ello reciben televisión por satélite. Por ello, y porque el gobierno confía en que los miao, también denominados hmong, no sepan inglés, y no puedan entender lo que les cuenten los canales internacionales. Mientras que los jóvenes chinos aprenden inglés cada vez desde más pequeños, en los miao quedan patentes las grandes desigualdades que están surgiendo en la nueva China.

Árbol marcado por
los miao como féretro

En el plano religioso, los miao respetan a los espíritus y las tradicionales creencias chinas. Una de sus costumbres más sagradas consiste en escoger y marcar un árbol a partir del cual se fabricará su propio féretro una vez muertos. Profanar un árbol marcado supondría un castigo de los espíritus. También es habitual encontrar pequeños bancos a la entrada de los pueblos, según cuentan, para que descansen las almas de los niños fallecidos cuando se cansen de jugar. Sus relatos y mitos están repletos de posesiones, exorcismos y maldiciones. Y, como podréis imaginar, escucharlos por primera vez cuando estábamos perdidos en las montañas de China nos resultó bastante espeluznante.

Fisiológicamente, la etnia miao tiene una piel más tostada que el resto de asiáticos, unos ojos menos rasgados y unas narices más achatadas. Además, las mujeres jamás se cortan el pelo y lo llevan siempre recogido. No es de extrañar que se asombrarán y

Espectáculo taurino típico de
las festividades miao

exclamaran lo grande que era nuestra nariz y lo largas que eran nuestras piernas. Y es que no están muy acostumbrados a encontrarse con turistas y occidentales.

Como curiosidad, también son típicos en sus festividades los espectáculos taurinos, aunque prefieren que sean dos fieras las que se enfrenten.

Si lo que quieres es conocer a los miao personalmente y hacer una visita a sus pueblos, deberás contratar un guía que te acompañe. Nosotros lo hicimos a través de la agencia de turismo china, la CITS, cuya web para la zona de Guizhou puedes visitar aquí (en inglés). Nos acompañó Billy (un reportero de Lonely Planet le había aconsejado ponerse un hombre occidental), un simpático miao que nos cobró a cada uno 28 euros (más los gastos de desplazamientos y comidas, en total gastamos unos 40 euros).

Pero, como siempre, si prefieres quedarte en casa, nosotros estamos encantados de llevarte hasta Kaili con nuestro viaje en vídeo. Muchas más curiosidades y todo lo que os hemos contado en esta entrada sobre los miao, en acción: