Durante unas dos horas, danza y música se combinaron junto con marionetas y sombras chinescas. Unos vigorosos guerreros exhibieron sus banderas, y unas bailarinas de mangas largas nos trasladaron a la China más exótica. Y, como broche final, el milenario cambio de máscaras. Resulta prácticamente imposible percibir cómo los artistas cambian su rostro en cuestión de milésimas de segundo. Tal es el misterio que rodea a esta técnica, que el estado chino lo tiene considerado como secreto de estado, y desvelarlo puede conllevar severas represalias.
Ya lo sabéis: si os percatáis del truco de las máscaras, no lo desveléis, por vuestro bien.
¡Disfrutad de la función!
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